Los libros soñados
Así, presento un desglose de todos los libros que, quizá, escriba alguna vez. Algunos llegarán a vivir, otros posiblemente no, pero todos ayudan a conformar y delimitar el universo creativo en el que oficio el noble arte de las letras.
Título provisional: La rosa y la espina
Ésta es mi prosía de amor, el libro en el que estoy trabajando actualmente y, con un grado de probabilidad bastante alto, el próximo libro que publique. He dedicado dos entradas al mismo en las que se pueden encontrar más detalles sobre este proyecto.
Prosía de amor
Corpus amandi
Título provisional: Putas
Éste es el libro en el que me gustaría adentrarme inmediatamente después de La rosa y la espina. Una parte del mismo seguro que la redactaré en cuanto acabe con el proyecto actual, pues ya la tengo muy madurada in mente. Si no lo hago ahora es porque estoy muy reconcentrada con el proyecto actual y hay que evitar dispersarse. Es un libro sobre putas, no necesariamente un libro sobre la prostitución, pero no un mero catálogo zoológico de putas, al estilo Henry Miller o Bukowsky. Mi intención es convertirlo en algo más profundo que un simple bestiario de mujeres expuestas como en Amsterdam. Quiero enfocarlo desde un punto de vista diferente, y no enfrentarme el fenómeno de la prostitución con una actitud entomológica. Está pensado para ser una colección de relatos y ensayos en distintos registros y distintos tonos.
Título provisional: Brontomachos
Colección de relatos y ensayos de distinta factura, pero todos orbitando alrededor de un mismo núcleo común: la diáspora masculina. Una parte del mismo ya está escrita. Algunos de estos relatos están compuestos con restos de El menstruador que han sido reciclados convenientemente. Otros sólo están bocetados, pero debo insuflarles vida todavía. Con los años, este proyecto se ha convertido en un libro de retales que publicaré cuando no tenga otra cosa para publicar y que iré escribiendo a ratos sueltos, entre comidas.
Título provisional: El lobo y el reptil
Éste es el proyecto que pensaba que realizaría tras El menstruador. Se trata de una novela en tercera persona que ahonda en el tema de la venganza. Un refrito de El conde de Montecristo. Algunas páginas están escritas ya, y tengo realizadas muchas notas sobre su estructura, desarrollo y personajes principales. Me gustan las historias de venganzas, no porque crea en la venganza como virtud (no lo es), sino porque creo que muchas de las grandes historias de la literatura, y una de las motivaciones humanas más poderosas, tiene que ver precisamente con la venganza.
En parte es un libro carcelario (toda la primera parte se desarrolla en una cárcel que es un trasunto del castillo de If, abate Faria incluido). Hete aquí que, aparte de las historias de venganzas, también me gustan mucho las historias carcelarias. Considero que, de todos los dramas humanos posibles, la privación de libertad, el ser encerrado en una celda, es el más terrible de todos ellos. Creo que las cárceles son sucursales del infierno. Me estremece escuchar a la gente que asegura que los presos “viven como reyes”. De un modo u otro, acabaré escribiendo un libro carcelario. Quizá este, quizá otro.
Este proyecto ha quedado provisionalmente abandonado porque no consigo reunir los elementos necesarios para convertirlo en algo más que un mero refrito de El conde de Montecristo. Quizá algún día lo retome.
Título provisional: La historia de un hombre bueno
Evidentemente aún no he pensado en un buen título. La denomino internamente así, La historia de un hombre bueno, a falta de un título mejor. Este proyecto prácticamente sólo existe en mi mente y consiste, en su línea más esencial, en una historia sobre la bondad humana, el amor, la libertad y el sacrificio por el prójimo. No tengo escritas más que un par de páginas, pero, a más lo maduro en mi interior, más me seduce. Al igual que El lobo y el reptil también es una historia carcelaria, aunque en esta ocasión no desde dentro, sino desde fuera.
Sinopsis: Un trabajador social o, muy posiblemente, un religioso que presta apoyo espiritual a los reclusos de una cárcel, y al que se le dan bien las letras, empieza a escribir, por Navidad, cartas a los presos, para consolarles de su soledad y firmándolas con nombres falsos. Concretamente lo hace con seudónimos de mujer y, de ese modo, les inocula ilusión, ánimos y ganas de vivir. Aunque pueda parecer extraño, estas cosas ocurren de verdad en las cárceles. Gente empática, desprendida, escribe por Navidad cartas de apoyo a presos que no conoce. Esta clase de gente, por desgracia, no suele aparecer en las noticias. Hay muchos grupos solidarios de apoyo para las causas más diversas. Hay mucha gente, mucha más de la que pensamos, que necesita llenar su existencia de bondad para darle sentido a su vida. A pesar del escepticismo, a pesar del cinismo generalizado, esa gente realmente existe. Como el buen hombre, el trabajador social, o el religioso (o quizá incluso uno de los guardias), resulta que escribe bien, consigue que algunos presos acaban realmente creyendo que tienen a mujeres ahí fuera esperándoles a la salida, amándoles. Pero, claro, esas mujeres espectrales no existen, sólo son el producto de la imaginación de un hombre que quiere aliviar la soledad de los reclusos.
Los presos empiezan a querer responder a esas novias fantasmales y el héroe de la novela, claro, se presta a ayudarles. Incluso, en algunos casos, los de los presos que apenas saben escribir, las escribe él mismo y se ofrece a llevarlas al exterior. Y así, poco a poco, acaba naciendo un “movimiento de amor” que, en realidad, nace y muere en un único hombre. Ocasionalmente contrata a alguna prostituta empática para que se haga pasar por una de las admiradoras fantasma y le visite. Como digo, un amor en vilo, un amor mantenido en volandas sólo por un hombre solo, pero un amor que da esperanza y ganas de vivir a muchísimas personas. Una historia de mucho llorar, de mucho conmoverse y de mucho replantearse las prioridades de la vida.
Título provisional: Una tarde en el cielo
De este proyecto no tengo escrita ni una sola línea. Está inspirado en una novela de Ángel María de Lera.
Básicamente cuenta la historia de un hombre que muere en un accidente automovilístico y va al cielo, en donde es juzgado por una corte celeste de ángeles y arcángeles que hay por allí. En ese juicio se repasa toda su vida y se obliga al condenado a contemplarla desde otro punto de vista distinto al que está acostumbrado. Se obliga al juzgado a contemplar su vida en tercera persona. La idea subyacente es estimular al lector a realizar el mismo ejercicio con su propia vida.
Título provisional: Una noche en el infierno
Versión oscura del libro anterior. No tengo ni una sola línea escrita. Quizá se podrían relatar dos juicios, a dos hombres diferentes. En los capítulos impares el juicio del cielo y en los pares los del infierno, enfrentando dos maneras de contemplar la propia vida: la luminosa y benévola, y la cruda y tendente al punitivismo.
Título provisional: Distopía hembrista
Una historia sobre heroísmo y rebelión. Se trata de una distopía en la que se presenta un mundo gobernado por las mujeres. Nunca me he adentrado en este libro porque me tocaría retomar muchos temas que ya he dado por finiquitados en El menstruador y porque ya hay bastantes obras similares por ahí. No sabría cómo hacer para no repetir. No quisiera volver a escribir una misma obra dos veces. Eso significaría que la primera vez salió mal y yo no considero que El menstruador sea una obra fallida. Todo lo contrario. Veo poco probable que este proyecto, algún día, alcance el grado de madurez necesario para que me ponga a escribirlo.
Título provisional: Un amor moderno
No tiene nada que ver con la canción de David Bowie (por quien siento una especial admiración). Básicamente sería un estudio de un amor cuyo cáliz se encuentra en internet. Un amor tecno-epistolar. Un amor a base de mensajitos, llamadas de teléfono, videoconferencias. Tengo esta idea desde que tracé el inicio de relación entre El menstruador y el personaje GAMBIPAK que aparece en la novela. La idea de un amor que no se consume nunca en la carne, que se mantiene en vivo sólo con palabras, un amor casto, me atrae mucho. De hecho aparece en varios de los proyectos que desgloso en esta entrada. Me parece deliciosamente contradictorio el contraste entre pornografía y castidad que se produce en este marco amoroso. La sensualidad de la distancia. En El menstruador, por cuestiones de espacio y de estructura, este tipo especial de amor moderno pasa un poco de soslayo, y siento que debo tratar ese tema más profundamente en cuanto tenga ocasión. Sospecho que aparecerá en varias de mis obras futuras. Hay mucho que tengo que decir sobre ello.
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Reseña de El menstruador en Revista Rage
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