La triste figura de don Quijote en el cine (segunda parte)
Ni Cervantes es Dostoievsky, ni Dostoievsky es Cervantes, ni falta que hace, pero mucho se podría escribir sobre las relaciones e influencias existentes entre el Quijote del español, y El idiota del ruso. Si hay un pueblo que, en locura, ande parejo al español, ése es el ruso. Quizá por eso tienen tan buena literatura. Lo que es innegable es que el arquetipo cervantino, quizá en su forma más maniquea, ha tenido una profunda influencia en la literatura rusa. Y cine y literatura, es innegable, son dos disciplinas artísticas que se retroalimentan, tal y como expongo en Literatura y cine y Cine y literatura.
En cierto sentido, es lógico que haya sido así. Es fácil reconocer que una figura triste como la de don Quijote, puede encajar bastante bien en el descontento general generado por los resultados de la Revolución Rusa, o tras la muerte de Stalin, o en la incertidumbre sobre el destino de la Unión Soviética. No es difícil conceptualizar una suerte de quijotismo ruso.
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Llega el turno de los luteranos. No me consta que esta versión esté doblada al español. Como casi todo lo relacionado con el arte literario que tocan los alemanes, esta es una versión completamente insípida y prescindible. Está hecha con decoro, sí, pero a partir de un claro filtrado acorde a los postulados del arte de raíz protestante, lo cual anula la esencia de la obra por completo. Un ejemplo: al comienzo, una voz en off hace una pequeña introducción a la historia indicando al espectador que don Quijote fue un gran caballero, y su historia inspiró el mundo, y patatín patatán. En esa introducción, en lugar de respetar el de cuyo nombre no quiero acordarme, vomitan, con todo su papo, que la historia de don Quijote comenzó en Argamasilla. A ver, sí es verdad que todos los estudiosos del Quijote tienden a coincidir que posiblemente el pueblo originario de don Quijote es Argamasilla, algo que no se dice en ningún momento durante la novela. Lo que los luteranos no entienden, porque no son sino bárbaras bestias que sólo saben fabricar Volkswagen, es que no decir el origen de don Quijote cumple una función muy específica. Aunque sea por no corromper el misterio, es mejor omitir lo de Argamasilla. Pero, claro, ellos son alemanes, son fríos, precisos, estrictos… y bárbaros, y no entienden ni el valor ni la función de las elipsis. Así prosigue, con ese grueso criterio, toda la obra.
En realidad, no habría muchos motivos para incluir esta adaptación en la lista, pero hay una característica que, en cierto modo, me obliga a ello. ¡Vuelve a salir en ella Fernando Rey! En esta ocasión no como don Quijote (aquello no llegaría hasta los años 90), ni tampoco como Sansón Carrasco, sino como el duque de Zaragoza que, junto a la duquesa, se burla de don Quijote. Con esta ya son tres las adaptaciones del Quijote en las que participa Fernando Rey. Curioso, ¿no?
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El musical oficial de los yanquis. No está mal, aunque a mí me gusta mucho más Jesucristo Superstar. Se estrenó con bastante éxito en Broadway a mitad de los 60, y en 1972, se hizo la versión cinematográfica protagonizada por el muy irlandés, sobrio y algo pavisoso Peter O’ Toole y la siempre exhuberante Sophia Loren, que hace de una Dulcinea que presenta la curiosidad de ser abiertamente puta, como Julia Roberts, en un intento bastante torpón de maríamagdalenización del personaje. Sophia no canta demasiado bien, aunque para estar al lado de Peter O´Toole, vale. La película es un compendio muy edulcorado de todos los vicios heredados de la interpretación romántica del personaje. En ese sentido, todas las tergiversaciones cometidas en el pasado se repiten aquí y se añaden algunas más. El Quijote es más evangelizador aún que en la versión rusa, y además tiene el añadido de todas las copas de cursilería de Broadway.
La canción más bonita del musical (a mí me gustan los musicales), es The Impossible Dream, un canto al idealismo ciego del cual se han hecho alrededor de ocho mil millones de versiones. Aquí la tienen:
The Impossible Dream
Seguramente Cervantes se estaría arrancando la barba si la viera, pero si le gustan a usted los musicales, se le puede dar una oportunidad.
La triste figura de don Quijote en el cine (primera parte)
La triste figura de don Quijote en el cine (tercera parte)
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