Reseña de Serotonina, por Michel Houellebecq

Houellebecq ha vuelto a escribir una novela houellebecquiana: Serotonina, editorial Anagrama, 26€ el sablazo. Las novedades editoriales de los autores-estrella, se pagan caras. Las editoriales ganan con ellas lo que no ganan con el resto de sus autores. ¿Cómo? ¿Que no ha leído usted nunca una novela houellebequiana de Houellebecq? Si es ése el caso, estimado lector, yo le invito a hacerlo. Posiblemente no se arrepentirá. Houellebecq es (prácticamente nadie lo pone en duda) uno de los autores más frescos de nuestro tiempo. Además puedo casi garantizarle lo siguiente: si no ha leído usted jamás una novela houellebequiana de Houellebecq, y elige para estrenarse en el mundo de las novelas houellebequianas de Houellebecq a la última novela houellebequiana de Houellebecq, Serotonina, editorial Anagrama, 26€ el sablazo, entonces Serotonina, editorial Anagrama, 26€ el sablazo, la última novela houellebequiana de Houellebecq, se convertirá ya, para siempre y de forma irremisible, en su novela houellebequiana de Houellebecq favorita.
       Durante los últimos años he podido comprobar que con este autor se produce un efecto curioso que creo que merece la pena mencionar. A falta de un nombre mejor, tengo a bien llamarlo: AGRAVIO COMPARATIVO.
       ¿Que en qué consiste el AGRAVIO COMPARATIVO en las novelas houellebequianas de Houellebecq? Para entenderlo debidamente hay que no sólo conocer al lector medio de novelas houellebequianas de Houellebecq, sino también las novelas houellebequianas de Houellebecq en su conjunto. Yo, si no me equivoco, las he leído y estudiado todas. ¿Y qué puedo decir sobre ellas? En primer lugar, que son novelas meritorias, buenas, muy interesantes, razonablemente bien escritas y muy recomendables de leer. Houellebecq se merece, en gran medida, el éxito que ha cosechado. No seré yo la atrevida que lo niegue. En segundo lugar me veo obligada a decir que son novelas profundamente homogéneas, clónicas, muy similares entre sí. Tanto que muchos de sus pasajes podrían ser recortados y pegados en otra novela houellebequiana de Houellebecq sin que ninguna de las dos obras se resintiera en absoluto. Houellebecq no es uno de esos autores exploradores que busca, experimenta, se arriesga, y trata de encontrar un nuevo registro para cada una de sus novelas houellebequiana de Houellebecq. Al contrario, es un autor de fórmula prestablecida. Encontró su fórmula, le funcionó, y desde entonces no hace sino repetirla. Una vez se ha leído una novela houellebequiana de Houellebecq, puede decirse que se han leído todas. No soy la única en verlo así. El compañero de letras, Iván Cantero, en su blog, sostiene algo muy parecido al respecto: Houellebecq se repite. En eso estamos de acuerdo, aunque yo no comparto el resto de su análisis de la obra. Las novelas houellebecquianas de Houellebecq son angustiosamente iguales en su estructura, en las temáticas que toca, en su voz narrativa, en la textura de su prosa, en la pantalla intelectual sobre la que se sustentan. Yo lo exagero un poco, por supuesto: las novelas houellebecquianas de Houellebecq no son tan homogéneas como pudieran serlo, por ejemplo, las de Agatha Christie, pero poco le falta. De hecho, el lector estudioso, el lector-escritor, o el lector-policía, podrá jerarquizarlas entre sí y establecer un baremo para ellas. Sin embargo, el AGRAVIO COMPARATIVO que menciono no se produce tanto en este tipo de lector minoritario, sino en el lector medio. ¿Y qué sucede con el lector medio de novelas houellebequianas de Houellebecq? Pues que tiende, casi siempre, a deslumbrarse con la primera de las novelas houellebequianas de Houellebecq que lee y, después de ella, todas las demás suelen parecerle peores, aunque, en realidad no lo sean. Esto se debe a esta homogeneidad a la que hago referencia. Al lector medio sólo le resulta refrescante la primera. Las demás le parecen una repetición, un refrito de la que leyó en primer lugar, y es por esto por lo que las ningunea. No puede evitar compararlas.
       Así las cosas, lector, si elige usted Serotonina, editorial Anagrama, 26€ el sablazo, como primera novela houellebequiana de Houellebecq a la que hincarle el diente, no hará mal. Posiblemente el libro le agradará, le sorprenderá y usted lo consumirá con delectación. Ahora bien, a partir de ese momento, el resto de las novelas houellebequianas de Houellebecq le parecerán menores, en comparación, y, por desgracia, estará usted equivocándose ya que ésta es, de todas las novelas houellebequianas de Houellebecq, la más débil, la más pobre y la más insustancial. La fórmula se ha agotado, el molde se ha roto, el refrito del refrito (es decir, el rerefrito o, mejor dicho, el rererererefrito), se ha quemado. He tenido la sensación al leerla de que Houellebecq está cansado de escribir novelas houellebequianas de Houellebecq, y que ya no puede hacerlo, como los cantantes que hacen giras muy largas y al final pierden la voz.
       Todo en Serotonina, editorial Anagrama, 26€ el sablazo, se nota, houellebecquianamente hablando, manido, gastado, masticado, demasiadas veces digerido, inane. El personaje resulta pasmosamente igual al resto de sus personajes, sus reflexiones ya no tienen la chispa de antaño, su capacidad de observación parece haberse mermado, su prosa parece haberse vuelto conformista y comodona… No es una mala novela, desde luego, simplemente es una fotocopia desleída de todas sus novelas anteriores.
       El éxito de las novelas houellebequianas de Houellebecq depende en gran medida de la promoción que se haga de ellas. Así, su anterior novela, Sumisión, obtuvo muchísima publicidad, en gran parte involuntaria, debida al atentado en la redacción de Charlie Hebdo. Mucha gente conoció a Houellebecq entonces y, todos ellos, consideran que Sumisión es la mejor novela houellebequiana de Houellebecq, a pesar de que en ella ya empieza a intuirse la decadencia de las novelas houellebequianas de Houellebecq, la cual queda confirmada en Serotonina. La que, en mi opinión, es una de las novelas houellebequianas de Houellebecq más meritorias, arriesgadas y, en definitiva, mejores, La posibilidad de una isla, es la más desconocida y denostada de todas. ¿Por qué ocurre esto? En mi opinión porque es aquella de la que menos promoción se ha hecho y la que los lectores medios suelen leer en último lugar, quedando así completamente aplastada por el AGRAVIO COMPARATIVO.
       ¿Recomiendo leer a Houellebecq? Sí, sin duda. ¿Recomiendo comenzar por Serotonina? No, en ningún caso. Yo recomiendo comenzar o bien por La posibilidad de una isla, o bien por Plataforma. Ésas son, a mi parecer, sus dos obras más grandes. Todas las demás me parecen menores, en comparación, sobre todo esta última.    

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